domingo, 31 de julio de 2016

La pareja existe para la sociedad


El testimonio de múltiples parejas ha subrayado la necesidad de comprender las semejanzas así como de diferencias. Esta necesidad se explica por la doble perspectiva dentro de la que se enmarca toda la vida conyugal; la pareja existe para el mundo; los esposos tienen que entroncarse en una comunidad humana, cumplir con ella una misión propia de la pareja, que no es la mera adición de dos misiones individuales.

Aún cuando cada uno obre por su parte, en la profesión o en el hogar, ni él, ni ella se portan ya como individuos aislados, sino en función de la prosperidad, del interés superior de la pareja y de la familia.

Es necesario para conseguir la máxima eficacia, poner en común todas las fuerzas de que se dispone, para doblar con la fuerza del otro, la propia fuerza personal, para compensar la debilidad o ineficacia. como la inactividad o la falta de perseverancia. También es necesario que los dos juntos consigan una mejor y más completa apertura al mundo.

miércoles, 20 de julio de 2016

Problemas conyugales por oficios semejantes


Graves son los trastornos conyugales provocados por los celos de uno o de otro esposo, con respecto al oficio del cónyuge. Algunos de esos celos pueden llegar incluso a la destrucción de la pareja.

Todo depende del tipo de las relaciones entre los esposos; puede surgir entre ellos un clima poco menos que deportivo de competencia. Las relaciones entre esposos pueden entonces convertirse en relaciones de fuerzas que se enfrentan en el terreno profesional, de suerte que la competencia obre como estimulante para la pareja.

Lo más frecuente es que los celos de uno de los cónyuges con respecto al oficio del otro se mantengan en secreto y adopten las más diversas formas afectivas, pasionales, pudiendo llegar en ocasiones hasta la neurosis.

miércoles, 13 de julio de 2016

Narcisismo

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El ejemplo de Narciso, enamorado de su propia imagen, que murió ahogado en las aguas que le reflejaban, es, según Freud, un amor desmesurado de sí mismo.

En el niño pequeño es normal el egocentrismo, que centra todo en su personita, en sus necesidades y en sus deseos; pero al ir creciendo debe renunciar poco a poco en ello y aprender a interesarse por los demás tanto como por sí mismo. Los adultos egoístas son unos niños que no han sabido evolucionar. Al buscar, por ejemplo, un compañero sexual, sólo piensan en su propio goce.

Las alegrías o las penas del otro apenas les afectan. Pueden hacer el papel de unos Don Juan irresistibles, o por el contrario, el de unos tristes incomprendidos, siempre atentos a enternecerse consigo mismos, pero de seguro no serán unos cónyuges de los que el otro pueda fiarse, capaces de compartir las responsabilidades al igual que los placeres.

martes, 12 de julio de 2016

Divorcio y religión


La religión católica no admite el derecho al divorcio. Cuando un hombre y una mujer se unen mediante el sacramento del matrimonio, su unión es indisoluble. Cuando un motivo grave hace imposible la vida en común (adulterio público, brutalidades, borracheras) y ofrece un nefasto ejemplo para la educación de los hijos, la iglesia admite la separación de cuerpos.

Tres años después de un juicio de separación de cuerpos, uno u otro de los esposos puede legalmente pedir que la separación de cuerpos se transforme en divorcio, lo cual le da la posibilidad de segundas nupcias. La iglesia no reconoce este nuevo matrimonio, incluso divorciados, a menos que la muerte los separe, los cónyuges se deben ayuda y fidelidad mutuas.

Existen algunos casos excepcionales en que el divorcio civil es admitido por la iglesia, cuando se comprueba que el matrimonio no se ha consumado físicamente en caso de impotencia, o si ha habido engaño deliberado de la persona.

Los esposos no pueden pedir el divorcio con miras a contraer un nuevo matrimonio. La declaración de nulidad debe ser pronunciada por una autoridad competente, tribunales eclesiásticos, diocesanos y de Roma.

viernes, 8 de julio de 2016

Educación sexual

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Por educación sexual se entiende la enseñanza relativa a la manera en que la especie humana se reproduce; así como los peligros que amenazan a las personas que no tienen experiencia en este campo.

Es importante comenzar la educación no durante la pubertad y menos todavía en el momento del matrimonio de los jóvenes, sino que desde que despierta la inteligencia del niño en los primeros años, o sea cuando se despierta su curiosidad. El niño, curioso con respecto a todas manifestaciones de la vida, se siente atraído muy pronto por la sexualidad.

Es absurdo el prejuicio según el cual la curiosidad del niño con respecto a su sexo y al de los demás sería "inmoral" y obedecería a "pensamientos impuros". Omitir a la verdad o faltar a ella no mantienen en modo alguno la inocencia y la pureza, sino que determinan automáticamente una peligrosa iniciación extra-familiar.

Los padres que se entienden bien y que saben establecer relaciones de confianza con los hijos no tienen ningún problema, responden sencillamente y con libertad a todas las preguntas que les plantean sus hijos de manera espontánea.

miércoles, 6 de julio de 2016

Edad crítica en la pareja.

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La edad crítica puede definirse como el período de la vida en que se producen cambios fisiológicos que pueden amenazar el equilibrio psicológico y provocar trastornos más o menos duraderos.

La pareja encuentra muchos de esos períodos críticos, desde los comienzos de su formación en la etapa de adolescentes, hasta su fin, cuando la muerte separa a los cónyuges, en la viudez. Pero, la expresión de edad crítica se reserva en general para los problemas que se plantean cuando los dos cónyuges ven que su vida sexual peligra en virtud del climaterio, menopausia en la mujer entre los 45 y los 55 años, y andropausia del hombre hacia los sesenta años.

Es un problema que afecta ante todo a la mujer; desaparece la regla y no puede ya concebir. Esta importante modificación del equilibrio fisiológico del cuerpo va frecuentemente acompañada de trastornos psicológicos, debido a las transformaciones hormonales que tienen lugar. La mujer, al no poder ya engendrar, se cree vieja e incapaz de toda vida sexual.

Una vez superadas las molestias de la menopausia, la vida sexual de la mujer puede darse nuevamente, y sin que tenga que preocuparse de anticonceptivos. Si la mujer sigue siendo dinámica y preocupada por su apariencia externa, nunca la abandonará un hombre.

martes, 5 de julio de 2016

Complejo de Edipo

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Freud describió, en el curso del desarrollo del niño, la situación edipiana que aparece entre los tres y los seis años de edad en el pequeño; su evolución afectiva le lleva, a la edad en que llega a ser consciente de la diferencia de los sexos, a apegarse amorosamente a su madre y sentir celos con respecto a su padre. El esquema es simétrico en la niña.

Esta situación recuerda la leyenda de Edipo, a quien el destino llevó a matar a su padre y casarse con su madre. Es lo que desea el niño en su inconsciente.

El complejo de Edipo mal resuelto, frecuentemente queda reprimido; vuelve a aparecer bajo diversos aspectos de la vida del individuo: por ejemplo, en forma de hostilidad del adolescente con respecto a toda autoridad masculina; en el plano de los sentimientos amorosos, Freud explica mediante el complejo de Edipo, la incapacidad para llegar al orgasmo de algunos jóvenes ; su apego a la madre les impide tener relaciones sexuales con una joven de su mismo nivel social.

lunes, 4 de julio de 2016

El lecho conyugal, orígenes.




Hace no mucho, el lecho conyugal era, con bastante frecuencia, el único rincón en el que el marido y la mujer se encontraban en la intimidad. Al no disponer de una habitación individual para la pareja, rodeaban el lecho de densas cortinas o incluso en Bretaña, de bloques corredizos de madera. En una habitación carente de calefacción, eso tenía la ventaja de conservar mejor el calor, y sobretodo permitía las efusiones entre marido y mujer.

El lecho conyugal era objeto de una atención muy particular por parte de los futuros esposos; hacían que lo bendijera el sacerdote inmediatamente después de la celebración del matrimonio, así como las sábanas de la noche de bodas, exorcizando de esta manera la idea de pecado, vinculada a las relaciones sexuales antes del matrimonio.

La cohabitación en el mismo lecho simbolizaba el buen entendimiento entre marido y mujer.

Solamente los ricos y poderosos dormían en habitaciones separadas, y no era costumbre que permanecieran fieles a su mujer.