El valor del matrimonio ha cambiado con la decisión de las mujeres que deciden no casarse. Para muchas mujeres inteligentes y valientes la emancipación del yugo masculino es posible, aspiran a no estar bajo un estereotipo de vida machista, que ¿a qué le lleva?
Con tal transformación de estilo de vida, las relaciones de pareja están cada vez menos limitadas a un matrimonio tradicional; porque como decía la abuelita "el que vino no convino y el que convino no vino". Otras mujeres han entendido el valor de la libertad y no quieren perderla. El éxito y la felicidad se pueden encontrar sin tener marido como forma de estatus social.
Ejemplos del valor de la mujer los tenemos cuando ella es ascendida y trasladada de lugar y posición, es el marido el que la sigue como antes la mujer seguía al marido. Lo malo es cuando el marido trata de aprovechar esta situación y pretende ser mantenido, se convierte en un vividor. Debe trabajar al menos para él.
También los horarios de trabajo y estudio, las distancias, los compromisos políticos y comunitarios, las diversas actividades hacen imposible compartir todos los momentos de la vida.
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