jueves, 10 de marzo de 2016

Sin amor nada somos



Esta entrada también se puede llamar la preminencia del amor como esta titulada en 1a. de Corintios 13 de la versión Reina Valera 1960.

Pablo habló a los corintios acerca de que cada uno de nosotros cuenta con diversos dones, es decir una actividad de especialización en la vida de cada una de las personas, y nos alienta a encontrar los dones mejores para uno mismo, pero nos dice que nos muestra un camino aún más excelente, diciendo:

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.

Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

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